Mandalorian T3: Lecciones aprendidas en la temporada 2
"The Mandalorian" ha tenido altibajos en su corta vida. Su primera temporada fue sorprendente, alejándose de las complejas continuidades de "Star Wars" y ofreciendo una historia con un tono a medio camino entre el western desértico y la espada y brujería de Robert E. Howard. Grogu, o "Baby Yoda", fue el motor de la primera temporada, dotado de una personalidad única y que se convirtió en un icono por derecho propio.
En la segunda temporada, "The Mandalorian" perdió algo de su frescura al explorar los orígenes del personaje principal y dejar a Grogu fuera de escena buena parte del tiempo. Además, "El libro de Boba Fett", un spin-off de "The Mandalorian", presentaba una aventura más clásica de "Star Wars" y un excesivo fan-service que no siempre estaba bien hilado.
A pesar de todo, la tercera temporada de "The Mandalorian" parece acercarse más a la primera temporada que a la segunda. En el primer capítulo, el mandaloriano busca expiar sus pecados y demostrar que su planeta natal puede alojar vida. La trama se sitúa en un término medio entre la aventura autoconclusiva de la primera temporada y el gran arco argumental de la segunda. El episodio incluye una peripecia con piratas y un enfrentamiento con un cocodrilo gigante, así como semillas del viaje que abarcará toda la temporada.
El episodio deja al espectador intrigado y con ganas de más, ofreciendo elementos característicos de "The Mandalorian" como tiroteos al estilo western, Grogu, un magnífico pirata espacial y un guiño a "Terminator". "The Mandalorian" ha madurado lo suficiente como para saber que no hay marcha atrás en el desarrollo del personaje principal, Din Djarin. Aunque algunos críticos puedan echar de menos el paso de gigante hacia la madurez en "Star Wars" que supuso "Andor", el juego de "The Mandalorian" es otro.